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Sabiduría

El sabio asiente al mundo tal cual es

sin temor ni intenciones.

 

Se ha reconciliado con lo efímero

y no busca llegar más allá de aquello que perece con la muerte.

Su mirada abarca el todo porque está en sintonía,

y únicamente interviene donde la corriente de la vida lo exige.

Sabe distinguir: ¿Esto va o no va?

Porque no tiene un propósito.

 

La sabiduría es fruto de una larga disciplina y del ejercicio,

pero quien la tiene, la tiene sin esfuerzo.

 

La sabiduría está siempre en camino,

y no llega a su meta por ir buscando.

Ella crece.

 

BERT HELLINGER. Los órdenes de la ayuda

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